¿Quién no ha soñado alguna vez con convertir su negocio, independientemente del sector, en una empresa internacional multilocalizada, con una producción inteligente, conectada, eficiente y rentable? Ganar clientes y ser competitivos es la base sobre la que se sustenta cualquier negocio, pero a veces este binomio no resulta tan fácil de conseguir. A la multitud de factores que influyen en ello y que son intrínsecos a cada compañía y su mercado, se suman otros ajenos que abarcan desde las tendencias macroeconómicas, a aspectos regulatorios específicos de cada país o el propio comportamiento del consumidor. Todo ello puede repercutir en el funcionamiento de una organización de forma positiva o impactar en el sentido contrario.