El usuario final lo utiliza a diario, al menos, durante la jornada laboral. Se da por hecho que está presente en los edificios de viviendas, oficinas o comercios, en los aeropuertos, hospitales, fábricas o puertos, incluso en medios de transporte. En definitiva, todo inmueble o infraestructura de cierto tamaño que requiera de movilidad automática en su interior para facilitar el día a día de los destinatarios finales: las personas.