Firma invitada: Siderex ( Clúster de Siderurgia de Euskadi). Artículo de Asier San Millán, director general de Siderex.
El sector siderúrgico afronta nuevos retos. A los ya tradicionales desafíos a los que tiene que enfrentarse en materia de costes energéticos, disputas comerciales entre Estados Unidos y China, prácticas comerciales poco éticas o el exceso de capacidad existente a nivel mundial, se le han sumado todas aquellas incertidumbres derivadas de la coyuntura actual de pandemia.
Nuestras vidas, y en consecuencia nuestra actividad diaria, se han visto totalmente afectadas por la llegada de la Covid-19. No solamente ha restringido la movilidad, sino que también ha llegado a paralizar gran parte de la actividad, trastocando la producción de las empresas, las entregas de los pedidos o los planes de inversiones de nuestras organizaciones.
En el 2020, la demanda se vio afectada. Como industria proveedora, nuestros principales sectores cliente, tales como la construcción, naval, maquinaria industrial o automoción, no tuvieron el comportamiento esperado para nuestros intereses. Especialmente el sector automoción, que representa el 19% del consumo de acero.
Si observamos las cifras respecto a la producción mundial de acero líquido, el año 2020 volvió a superar la barrera de los 1.800 M. Ton., en concreto 1.864 M. Ton. A pesar de haber alcanzado un 0,9% menos que el pasado ejercicio, nuevamente China volvió a ser el protagonista con el 56% de la producción mundial.
El gigante asiático ha tenido un crecimiento exponencial, pasando de 222 M. Ton. en 2003 a 804 M. Ton. en el año 2015 y a 1.053 M. Ton. en el año 2020. Además de seguir incrementando sus producciones continúa atrayendo mayores volúmenes de importación de acero de terceros países para satisfacer la demanda nacional de acero.
Los planes de crecimiento en los que está involucrada China, en concreto en torno a los sectores de la construcción y de la industria para mejorar su economía, hace que se convierta en el mayor comprador mundial. Esto ocasiona que haya escasez a nivel global y, por tanto, según la ley de oferta vs demanda, que suban los precios de las materias primas.
Esta escasez de suministro de material hace que China sea, cada vez más, un elemento tractor importante en el precio de las materias primas. A esta situación hay que añadir que la pandemia ha limitado la demanda de la mayoría de los mercados debido a las medidas de confinamiento, lo que ha llevado a los niveles de precios mas altos en los últimos años.
El coste de todas las materias primas, sin exclusión, se ha incrementado en los últimos meses. El mineral de hierro ha aumentado casi un 25%, la chatarra férrea ha alcanzado los niveles más altos de los últimos tiempos y el resto de las materias primas están experimentando el mismo comportamiento.
Este impulso alcista, el mayor en los últimos 10 años, probablemente continuará en el primer semestre de 2021, afectando a los plazos de entrega que se amplían ya hasta el tercer trimestre.