La industria del metal se encuentra inmersa en una etapa de transformación. Las tecnologías digitales están en el epicentro de ese cambio, permitiendo a las empresas conectar sus fábricas de todo el mundo. Aunque esto suponga claros beneficios, tales como mejoras en las comunicaciones y una mayor eficiencia en los procesos, lo cierto es que no va a suceder de un día para otro. Será preciso tener en cuenta que la aplicación de estas nuevas innovaciones a un equipo global y multicultural requerirá de procesos nuevos o renovados que se adapten bien a otras culturas.
Editorial de Alberto Martínez. Publicado en el Diario El Economista/ Suplemento Industria 4.0. Fecha: 25.07.17
Con la transformación digital, la industria de la fabricación está evolucionando rápidamente, a medida que cada vez más empresas entienden los beneficios de conectar sus fábricas de manera global. La vertiginosa evolución y los cambios producidos por las nuevas tecnologías e información obliga a que los fabricantes necesiten estar constantemente actualizados e informados sobre los últimos desarrollos tecnológicos. Todas estas innovaciones y avances tecnológicos están traccionando e impulsando la industria hacia la digitalización.
Nos encontramos en el momento perfecto en el que se aúnan tanto las condiciones como el entorno para favorecer la digitalización, lo que permitirá a los fabricantes emprender la transición: La tecnología está disponible; los precios de desarrollos y herramientas innovadoras están bajando; la mayoría de los gobiernos están dispuestos y han desarrollado programas específicos para ayudar a las empresas en su transformación digital; y los nuevos gerentes son conscientes de la importancia de lo digital y están preparados para implementar el cambio cultural en sus empresas.
Gracias a las innovaciones mencionadas anteriormente, las fábricas están entrando en el mundo digital para ser más eficientes y productivas. La visión conectada y el acceso a los datos aportan infinidad de nuevas posibilidades.
Los principales beneficios de contar con fábricas conectadas es que los directivos de la empresa disponen de esta manera de una visión global de todas sus plantas. Los gerentes pueden ver toda la línea de producción y en qué punto están los productos dentro de la planificación de su producción. Pueden ver si hay alguna máquina averiada, o qué está provocando cuellos de botella.
Con esta visión más amplia, tienen la posibilidad de identificar qué planta produce artículos de forma más eficiente y rentable. O incluso si hay retrasos, pueden ver qué máquinas los pueden estar causando y qué impacto tiene esto en la planificación general. Con la transformación digital, las claves del éxito en la industria de la fabricación han pasado desde una bajada de los costes a un incremento de la eficiencia y la productividad. Los directivos de la empresa tienen ahora la responsabilidad de impulsar a sus trabajadores hacia estas metas, así como de hacerles entender cómo la incorporación de nuevas tecnologías y herramientas les permitirá proporcionar un mejor servicio a sus clientes.
Para conseguir un cambio de la magnitud que la transformación digital requiere, es preciso primero el compromiso por parte de la Dirección y que esté alineada con este objetivo, así como que sepa guiar la dirección futura de la empresa, definiendo bien los objetivos que deberán conseguirse. Además, resulta clave que los empleados entiendan por qué necesitan cambiar y cómo se beneficiarán personalmente de ese cambio.
Mientras que los trabajadores deberán estar dispuestos a asumir ciertos cambios, los directivos deberán asegurase también de comunicar bien y de forma efectiva para conseguir animarlos. Parte de los procesos de implementación para conseguir una mejor colaboración implican la necesidad de saber que todo el mundo los entiende. La comunicación es la clave para asegurarse de que todo el mundo entiende las metas, los objetivos y los procesos.
Uno de los mayores obstáculos en la transformación digital es la «diferencia de habilidades» de la que tanto se habla. Es necesario, para ello, que las empresas sepan bien cómo conseguir la transición de sus empleados a estas nuevas funciones. La formación de los empleados es un componente esencial. Los trabajadores con mayor experiencia laboral van a requerir sin embargo formación específica para aprender e incorporar a sus trabajos las nuevas tecnologías. Deberán por tanto tener capacidad y predisposición para adaptarse a un entorno cambiante como el actual.
También resulta clave prestar especial atención en la empresa a la convivencia de trabajadores con experiencia y a los nuevos, nativos digitales. Los trabajadores experimentados cuentan con la experiencia, aunque necesitan incorporar nuevas habilidades digitales. Los trabajadores más jóvenes que se acaban de incorporar a la compañía cuentan con las habilidades digitales, pero carecen de la experiencia. Al conseguir que trabajen juntos, ambos grupos pueden aprender los unos de los otros las habilidades que se necesitan incorporar.
El cambio en las empresas siempre es difícil. Aquellas que realicen la necesaria transición a empresas y fábricas conectadas digitalmente disfrutarán de más ventajas, frente a aquellas que opten por esperar. Aquellos que dominen estas nuevas habilidades serán protagonistas de su historia y gozarán de ciertas ventajas frente a sus competidores. Las empresas que sigan esperando pueden encontrarse en breve con que se han quedado atrás.