El Internet de las cosas transformará compañías y sociedades, abriendo una nueva era de crecimiento económico y competitividad. Un futuro no muy lejano en el que la intersección de personas, datos y máquinas inteligentes tendrá un impacto de largo alcance sobre la productividad y la eficiencia de la industria.
Artículo de opinión publicado en El País Retina (19/09/2017)
Un mensaje en el móvil alerta al agricultor de que su plantación de patatas necesita agua; al doctor, de que uno de sus pacientes en la UCI tiene un fallo cardiaco; al responsable de la fábrica, que una de sus máquinas necesita un mantenimiento por desgaste, etc… Son ejemplos de lo que se empieza a poder hacer con el llamado Internet de las Cosas o Internet of Things, conocido bajo el acrónimo en inglés IoT.
Esta expresión tecnológica propone conectar y comunicar miles y miles de dispositivos a Internet, de tal manera que el entorno físico se une al entorno digital (sistemas ciberfísicos). Sus aplicaciones son enormes, algunas aún inimaginables. En los próximos tres años, según la consultora tecnológica Gartner, tendremos cerca de 21.000 millones de aparatos conectados a Internet, y las compañías están en disposición de invertir unos 250.000 millones de dólares al año en el Internet de las Cosas, según Boston Consulting Group. El objetivo final, no es otro que, hacer más fácil nuestra vida, tanto en lo profesional como en lo personal, proporcionando unos importantes beneficios para nuestras empresas.
La conexión entre estos dos mundos (físico y digital) se produce a través de infinidad de sensores instalados en multitud de objetos y máquinas, que transmiten en tiempo real ingentes cantidades de datos. Esta información debe ser almacenada (Big Data), procesada y analizada con potentes softwares que serán capaces, en algunos casos de ejecutar acciones de forma automatizada, o simplemente de ayudar a los profesionales, quienes reciben la información en sus ordenadores, tabletas, móviles, a tomar decisiones importantes para sus negocios y/o su vida.
El nuevo universo IoT está compuesto por objetos conectados, datos, software y personas. El resultado es un cambio radical de la forma de trabajar, optimizando las operaciones y alcanzando un nuevo estadio de eficiencia y también en nuestra vida, haciendo que nuestras decisiones sobre cualquier aspecto sean mucho más acertadas y mucho más basadas en información real.
Para que un ecosistema, por tanto, sea considerado IoT debe cumplir la Regla de las 3 A’s. Esto es:
1.- Aware: un dispositivo conectado tiene que ser capaz de medir algo. Ya sea tiempo, humedad, temperatura, espacio, luz…
2.- Autonomous: Ante cualquier eventualidad, los datos procesados tienen que ser enviados de forma automática a otro dispositivo para que sean analizados.
3.- Actionable: Esa recopilación de datos debe traducirse en soluciones, en decisiones aplicadas a cualquier proceso de la actividad.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, los beneficios del IoT para la empresa se antojan espectaculares. Algunos ejemplos de su uso pueden ser:
- El cruce de datos ofrece enormes posibilidades de predicción, de tal manera que la producción se adaptará de forma automática a la demanda, ahorrando costes.
- Las decisiones se tomarán de una forma mucho más rápida y eficiente, en muchos casos, incluso de forma autónoma
- El almacenamiento y rápido procesamiento de datos permite prevenir averías y, lo que es mejor, evitarlas, optimizando el mantenimiento y mejorando el rendimiento de las máquinas
- Se puede intuir el nacimiento de nuevos modelos de negocio, de nuevos servicios y, por ende, un nuevo impulso en la economía.
Son soluciones más inteligentes que ofrecen respuestas predecibles, rápidas y eficientes, y que se traducen en mayor rentabilidad para la empresa y mejores resultados para el cliente.
Sin embargo, la digitalización implica una nueva cultura de trabajo y sortear algunas barreras de adecuación a los estándares industriales que, poco a poco, se irán solventando conforme las compañías vayan transformándose digitalmente. La comunicación y total colaboración entre compañías es indispensable para afrontar este desafío. Si tu negocio no tiene el tamaño suficiente para liderar este proceso, es necesario unirte a empresas tractoras de tu sector que te sepan ayudar.
Como vemos, el IoT transformará compañías, sociedades, abriendo una nueva era de crecimiento económico y competitividad. Un futuro no muy lejano en el que la intersección de personas, datos y máquinas inteligentes tendrá un impacto de largo alcance sobre la productividad y la eficiencia de la industria.