El sector industrial español afronta un enorme desafío para ganar en competitividad en plena transformación digital y en un mercado en el que los nuevos hábitos de consumo nos empujan a una nueva forma de fabricar. El cliente de la era digital quiere SU pedido (en mayúsculas porque no quiere el estándar, sino uno personalizado) y lo quiere en un tiempo récord, lo que exige ser más ágiles y rápidos.