La competitividad de nuestras ofertas en un mundo tan exigente y global como el actual es uno de los factores críticos de éxito. Es la diferencia entre ser la opción elegida de los clientes o no serlo. Ser capaces de elegir qué ofertas queremos priorizar y conseguir, y cuáles no interesan, va a contribuir a asegurar la rentabilidad y la pervivencia de nuestra empresa a largo plazo.