Si hacemos un breve recorrido por las anteriores revoluciones industriales: mecanización (vapor y carbón), electricidad (fabricación en masa, cadena de montaje) y electrónica e informática (automatización gracias a tecnologías de la información y la comunicación) podemos comprobar cómo las ciudades y poblaciones se desarrollaron al calor de estos movimientos que suponían un punto de inflexión en las economías y en la sociedad.