El sector industrial es el motor del crecimiento de un país por su capacidad para potenciar la competitividad e internacionalización de una economía. El efecto tractor que tiene sobre otras actividades, la calidad del empleo que genera, la constante innovación y la rapidez y flexibilidad con la que se adapta a diversas situaciones hacen del tejido empresarial industrial vector de progreso y bienestar de una sociedad.
Artículo de Alberto López de Biñaspre, CEO de Lantek
El sector industrial es el motor del crecimiento de un país por su capacidad para potenciar la competitividad e internacionalización de una economía. El efecto tractor que tiene sobre otras actividades, la calidad del empleo que genera, la constante innovación y la rapidez y flexibilidad con la que se adapta a diversas situaciones hacen del tejido empresarial industrial vector de progreso y bienestar de una sociedad.
Además de los retos inmediatos, y realmente complejos, a los que se enfrenta la industria, hay otros que son de fondo y que han contribuido al avance de las empresas más innovadoras tanto en lo que se refiere a productos, procesos y modelos de negocio: la transformación digital y la internacionalización. Y, ahora, en los tiempos de incertidumbre provocada por la pandemia del COVID-19 es todavía más crucial el fortalecimiento de las empresas, centrando la estrategia en estos dos ejes.
En esta crisis hemos visto cómo en casi todos los ámbitos de nuestra vida privada y profesional se ha producido una aceleración de la transformación digital. De la misma manera, en la industria, está siendo fundamental como palanca de competitividad.Solo las empresas digitalizadas serán capaces de adaptar su producción de forma ágil, ya que serán capaces de anticipar patrones que vengan tanto del lado de la oferta como de la demanda. Para ello, hay que poner en valor ese Big Data del que tanto hablamos, pero al que nos cuesta sacarle partido. La Inteligencia Artificial asociada al uso de herramientas analíticas nos permitirá aprovechar toda esa información que emana de nuestras plantas y negocios, haciéndola útil para la toma de decisiones. El empleo de soluciones inteligentes nos permitirá estar mejor preparados ante situaciones de sobrecarga, alteraciones de stock, disponibilidad de máquina o cualquier otra incidencia que pueda darse y altere nuestra capacidad productiva. El software industrial se presenta cada vez más como un elemento fundamental y central en este proceso de transformación digital.
En el contexto generado por la pandemia la internacionalización de nuestras empresas ha sido clave desde el inicio de la crisis para tener una perspectiva global y una visión más holística de lo que sucede y tratar de anticiparnos en la medida de lo posible. Durante años hemos visto modelos e interpretaciones muy distintos de esta internacionalización. Entre ellos, el modelo de globalización, que había sido considerado como una ventaja competitiva, pero que tras el desabastecimiento sufrido por la COVID-19 se trata de un axioma que se está cuestionando y que requiere una reflexión profunda. La dependencia de la “fábrica del mundo” ha demostrado ser una debilidad, ya que, como hemos comprobado, la concentración de la oferta en ecosistemas lejanos puede provocar grandes tensiones en el lado de la demanda, si no hay capacidad de planificación suficiente. Esto no significa necesariamente hacer un repliegue absoluto, sino que habría que centrarse en diversificar, equilibrar y potenciar la localización. Es importante, por ello, desarrollar un tejido industrial fuerte y próximo al cliente final, aunque se sigan reforzando las estrategias de internacionalización basadas en nuevos modelos digitales.
No queda otra que ser proactivos, pero a la vez, cautos, ya que la vuelta a la normalidad no significa que volvamos al punto de partida de antes del confinamiento, y ni mucho menos que lo hagamos de forma universal y orquestada. La superación de las restricciones de bloqueo será probablemente a varias velocidades, formas y fases a escala mundial, como se está viendo ya, y tendremos que adaptar además nuestro ritmo de producción a ello. Nuevamente, la digitalización y la internacionalización serán decisivos para hacerlo de forma exitosa.
Sin duda, el COVID-19 se ha convertido en un elemento disruptivo, en un catalizador para el cambio y la transformación empresarial. Todo está sucediendo a una velocidad vertiginosa y buena parte del tejido industrial está demostrando estar a la altura, poniendo a prueba su capacidad de acelerar el cambio. Lo que otrora preveíamos para el plazo de un lustro ahora está sucediendo mucho más rápido y el futuro ya está aquí como presente para todos. Nuestra obligación es hacerlo además sostenible, adaptándonos a los nuevos desafíos que se presenten. Es, por tanto, el momento de comenzar a construir entre todos un futuro sostenible para volver a empezar.
"SHEET HAPPENS" es una columna escrita por un cliente de Lantek, un profesional experimentado que ha superado miles de retos. En esta serie de blogs nos dará regularmente consejos, trucos y ejemplos de "mejores prácticas" en Lantek Expert. Esperamos con impaciencia cada episodio, y esperamos que tú también.
Tras el impacto de la pandemia, conceptos como resiliencia, agilidad empresarial, gestión de crisis, costes y flujo de caja e innovación se han hecho más críticos para la actividad, cambiando la realidad de fabricantes, empresas y consumidores.
Recientemente, Lantek ha desarrollado un nuevo algoritmo llamado ICA “Intelligent Collision Avoidance con el objetivo de minimizar las potenciales colisiones entre cabezal y contornos inestables. Cuando el nuevo algoritmo detecta qué contornos suponen un riesgo potencial debido a la posibilidad de que salten y se posicionen encima de sus contornos cercanos, el sistema asigna automáticamente un micro-corte al final de dicho contorno. Posteriormente, a medida que avanza el corte de la chapa, el sistema detecta el momento en el cual pueden ser finalizados sin peligro, pudiendo elegir el usuario cortarlos lo antes posible o al final del mecanizado de la chapa.