El desperdicio de material y la falta de agilidad en el nesting o anidado de las piezas son dos de los problemas más habituales de las empresas transformadoras del metal que ralentizan la respuesta de la compañía a sus clientes y encarecen el proceso. Esto se debe a que no emplean la tecnología adecuada para aprovechar al máximo cada chapa de metal durante el proceso del corte y/o a que este proceso se hace de forma manual o con soluciones más lentas. Al mismo tiempo, no se puede denostar la labor del ingeniero de producción, que es un experto en la optimización de anidados y mecanizados, ya que de su intervención depende maximizar el margen por cada orden de producción recibida.